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El P. General Josep Maria Balcels escribía lo qe sigue, cuando e aprobó el primer documento de la Fraternidad de las Escuelas Pías el 25 de junio de 1998. El actual documento de referencia fue publicado el 15 de enero de 2011.

Encontramos ambos documentos en http://www.escolapios21.org/wp-content/uploads/2019/06/La-Fraternidad-de-las-EEPP-1988.pdf y http://www.escolapios21.org/wp-content/uploads/2019/07/La-participaciones-en-las-Escuelas-P%C3%ADas.pdf

¡Bienvenidos a vuestra casa los que os sentís, en las Escuelas Pías, como en vuestra propia casa! ¡Bienvenidos a
las Escuelas Pías los que de corazón os sentís ya escolapios!
¡Bienvenidos a la obra de Calasanz los que hacéis obra calasancia, donde quiera que estéis y trabajéis, soñando en
una infancia y juventud mejores: bien sea con vuestros propios hijos, bien con los hijos del ancho mundo de Dios!
Esta «Fraternidad de las Escuelas Pías» nace del corazón de Calasanz: no podía nacer de instancia mejor. Calasanz
se sintió llamado; y esta llamada, correspondida, fue abriendo un camino de dedicación a un ámbito predilecto
del corazón de Jesús, Maestro. Ambos corazones se entrañaron de una forma que escapa a cualquier intento de
comprensión. Es su misterio insondable. Ha quedado, sin embargo, como un símbolo y una invitación permanentemente
abiertos. Son muchos los que a través del camino vivido por Calasanz intentan recorrer un camino similar,
que los va a conducir al corazón mismo de Cristo, Maestro y Pastor. Y será, a la postre, también su propio misterio,
inabordable, íntimo.
Una Fraternidad, como la que la Orden de las Escuelas Pías os ofrece, no es ni más ni menos que la aventura de
vivir vuestra fe con una dedicación ilusionada y absorbente al servicio de los pequeños. Trasciende el valor de institución,
sin negarlo; encara el misterio de Jesús amando con predilección a los niños. El evangelio está de por medio
¡y en qué medida!
Después de una larga preparación guiada por el gozo de poder ofrecer a tan variada amistad y colaboración lo más
preciado que tenemos, es decir, la vinculación personal y asociada al carisma fundacional de Calasanz (don de la
Iglesia y para la Iglesia), venimos en declarar que todos los que, con corazón agradecido a Dios y en sintonía con el
pensar, sentir y obrar de Calasanz, dediquen sus esfuerzos a vivir-dentro de su propia y específica forma de vida y
en el ámbito secular- la promoción humana y cristiana de los niños y de los jóvenes como vocación y misión personales,
«serán tenidos como uno de los nuestros» y participarán de la vocación escolapia en matizada corresponsabilidad
con los religiosos de la Orden de la Madre de Dios de las Escuelas Pías.
Así pues, en razón de las facultades que me asisten para ello, de común acuerdo con mi Consejo General, constituyo
oficialmente la «Fraternidad de las Escuelas Pías», augurando al mismo tiempo un renacer del ministerio eclesial
de la educación cristiana entre padres, profesores, ex-alumnos, alumnos y amigos en plena comunión con el carisma
calasancio.