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Calasanz colocó a María como Madre y acompañante de las Escuelas Pías. Sabía que quien dio vida y crió a Jesús era un excelente modelo y referencia para todos los educadores escolapios.
Por ello, rezamos con frecuencia, pensando en nosotros mismos y en los pequeños que tenemos bajo nuestra responsabilidad, esta preciosa oración: «A tu amparo y protección, Madre de Dios acudimos. No desoigas nuestros ruegos y de todos los peligros, Virgen gloriosa y bendita, defiende siempe a tus hijos».