Cuando se acerca la fecha de Calasanz, conviene recordarnos que, sabiendo que Calasanz nos acompaña desde el cielo, somos nosotros, cada uno de nosotros, quienes tenemos que dar rostro, voz, presencia a Calasanz en medio de nuestro mundo, en los colegios, centros de educación no formal, parroquias y centros de culto, comunidades religiosas y de la Fraternidad, educadores, voluntarios, participantes…
Gracias a cada persona que hoy hace presente a Calasanz.