Somos sacerdotes que experimentamos el llamado de Dios a vivir nuestro servicio en la Iglesia haciendo visible la entrega de Jesús, asumiendo con radicalidad su opción por los niños, promoviendo su cuidado, acompañamiento y crecimiento.
Somos educadores que encontramos un modo concreto de vivir el sacerdocio ordenado: estando con los niños, para los niños y por los niños. Es con ellos como vivimos nuestro día a día, en la Escuela, acompañando sus alegrías y tristezas, experimentando la alegría de crecer junto a ellos. Hacemos visible la claridad calasancia de Educar en Piedad y Letras.
Somos religiosos que optamos por vivir a plenitud nuestro amor ordenado, al poner nuestra mirada en la riqueza que hay en el corazón, en todos los dones, capacidades y talentos con los que Dios nos ha creado; al optar por un amor universal, en donde acogemos con sincero corazón a toda persona, a los niños y a los jóvenes; al reconocer que Dios nos llama y nos impulsa a vivir plenamente nuestro servicio a los niños y jóvenes. Es así como los escolapios vivimos nuestros votos religiosos de pobreza, castidad, obediencia y educación.
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