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Hasta 2024, aproximadamente 412 millones de niños —o más del 19 % de la población infantil mundial— sobrevivía con menos de USD 3 al día, una cifra inferior a los 507 millones de niños, o el 24 % de la población de niños en el mundo, registrada en 2014. Esto significa que casi 100 millones menos de niños cayeron en la pobreza extrema en la última década, a pesar de un retroceso temporal en 2020 debido a la pandemia de COVID-19.

Cuando se utiliza el umbral de pobreza más alto, de USD 8,30 al día, que es más pertinente para los países de ingreso mediano, la situación es más preocupante. En 2024, casi el 66 % de los niños —aproximadamente 1400 millones— vivían por debajo de esta línea. Aunque se trata de una mejora con respecto al 73 % de 2014, la magnitud de la pobreza infantil en este nivel pone de relieve la necesidad de adoptar medidas urgentes.

Desafortunadamente, el progreso a nivel mundial no se distribuye de manera uniforme. Mientras que en algunos países y regiones se han logrado avances notables, en otros se ha registrado un estancamiento o incluso un retroceso.

En la última década se ha demostrado que la pobreza infantil puede reducirse, incluso en medio de las crisis mundiales. Pero el ritmo de los avances en materia de pobreza infantil va a la zaga del progreso logrado en el ámbito de la pobreza de los adultos, y las disparidades regionales siguen siendo marcadas.

Los datos son claros: poner fin a la pobreza infantil es posible, pero se requieren esfuerzos específicos, sostenidos e inclusivos. Dar prioridad a los niños en los esfuerzos mundiales para reducir la pobreza no es solo un imperativo moral: es una inversión inteligente en nuestro futuro colectivo.

Fuente y artículo completo en https://blogs.worldbank.org/es/voices/ten-years-of-progress-and-challenges–insights-into-global-child?cid=ECR_E_NewsletterWeekly_ES_EXT&deliveryName=DM264298