Atendiendo a la petición hecha, y después de nuestros diálogos y aportaciones, les podemos escribir contándoles sobre nuestra Fraternidad de Chile.
Nuestra Fraternidad comenzó en 1989 con un grupo de 17 personas que teníamos una trayectoria de bastantes años en los dos colegios de Santiago: Hispano Americano y Calasanz. Pertenecíamos a algún grupo pastoral o habíamos sido monitores de Catequesis de Primera Comunión para padres y para alumnos, monitores de Confirmación; monitores de grupos pre matrimoniales, etc. En estas actividades nos sentíamos verdaderamente comprometidos con el espíritu de la Iglesia.
En los primeros años de nuestra trayectoria descubrimos, estudiamos e interiorizamos la figura de Calasanz, un hombre de talla, un visionario del futuro, con una gran espiritualidad que se la jugó por la educación de los más pobres tanto en lo intelectual como en el conocimiento de Dios. Después nos avocamos a dar a conocer la espiritualidad de Calasanz a los apoderados de ambos colegios ya que nuestra gran inquietud en aquellos años era cómo podíamos hacer que las comunidades educativas de los colegios conocieran en mayor profundidad el carisma del Santo.
Fuimos descubriendo que, en general en nuestras obras, no se conocía en profundidad la obra de nuestro Santo. Cuando las personas se interiorizaban de su persona y de su obra se admiraban profundamente.
A la fecha, permanecemos en la Fraternidad 7 laicos y un Escolapio. Los laicos somos ex alumnos, ex profesores y ex apoderados de los dos colegios. En el transcurso del tiempo, hemos constatado con pesar cómo fueron dejando la Fraternidad, por motivos diversos, personas muy valiosas con las que caminamos y compartimos el carisma de Calasanz.
Nuestras reuniones son quincenales y en ellas reina un espíritu de mucha hermandad entre los componentes del grupo.
En nuestras reuniones compartimos el evangelio del día, algún comentario sobre el mismo y nuestras aportaciones. Analizamos informaciones de la Orden y del Consejo General de la Fraternidad. Así mismo diversos materiales de formación. Todas nuestras reuniones finalizan con un rato de oración.
Nuestras vivencias de la escucha y compartir la Palabra de Dios nos han llenado el alma y hemos descubierto y aprendido a través del evangelio, que Dios está en nosotros y en nuestros hermanos.
En todos estos años hemos vivenciado la amistad entre los miembros de la FEP; el gozo de nuestro ser cristianos y la alegría de ser hijos y seguidores de Calasanz. Las oraciones que acompañan cada una de nuestras reuniones nos alimentan el alma.
Hemos descubierto que la obra y espiritualidad de Calasanz sigue vigente. La presentamos y la compartimos siempre como una novedad en las actividades pastorales en las cuales participamos.
Cada integrante realiza la misión pastoral en su lugar de trabajo, en la catequesis familiar en los colegios escolapios, en instituciones hospitalarias o de beneficencia y, por supuesto, en sus familias y en sus respectivas parroquias.
Una de nuestras mayores preocupaciones es que nos hemos ido haciendo mayores y no vemos el relevo, ya que no hay otros grupos FEP que vengan detrás.
Además, tenemos la sensación de no ser tenidos en cuenta dentro de la vida de la Viceprovincia, pese a que los Asesores que nos han acompañado lo han hecho permanentemente y nos hemos sentido muy identificados con ellos.
No obstante pese a estas dificultades, seguimos con mucha dedicación participando en las reuniones donde hemos descubierto y profundizado con entusiasmo el rol del laico en las Escuelas Pías y, por supuesto, dentro de la iglesia.
Hacemos presente que esta carta fue confeccionada en el segundo trimestre del presente año. La razón del porqué la estamos enviando recién ahora, se debe a que en los últimos días del mes de mayo, nuestro asesor el R.P. Javier Yerro, tuvo un accidente cuya recuperación finalizó en el mes de septiembre.
Esperando que les sirva lo que les hemos escrito, y deseando que todos estén bien, reciban un afectuoso saludo de la Fraternidad de las Escuelas Pías de Santiago de Chile.